28 de abril de 2009

Visión europea de un tal Bochini...





Gran Nota publicada el 27 de abril de 2009 por el columnista y escritor Enric González, para el Diario El País de Madrid.


Adjunto Nota transcripta y su link para leer la fuente en internet.



Tres finales del '10' Bochini
ENRIC GONZÁLEZ 27/04/2009


Es el mes del vértigo. Todo, lo de España y lo de Europa, se decide en unas semanas. Cada minuto parece el último: es la época de las finales. Cuando la emoción le bloquee el estómago o se le suba a la garganta, recuerde a Ricardo Bochini. Fue un futbolista mágico y protagonizó tres apoteosis, tres momentos de extraordinaria carga emotiva.


Bochini (Zárate, Buenos Aires; 1954) fue el gran ídolo de Maradona y el mejor 10 argentino de todos los tiempos, El Pelusa al margen. Jugó siempre en el Independiente de Avellaneda, con el que en más de mil partidos consiguió, atención, cuatro Ligas, cuatro Libertadores, tres Interamericanas y dos Intercontinentales. Con Bochini, Independiente alcanzó la categoría de mejor equipo del mundo.

Su primera apoteosis, el 25 de enero de 1978, coincidió con el día en que cumplía 24 años. Argentina sufría una dictadura militar tan cruel como grotesca y en la provincia de Córdoba mandaba el general Menéndez, fanático seguidor de Talleres. La final del campeonato la jugaban precisamente Talleres e Independiente. La ida, en Avellaneda, concluyó 1-1. A Talleres le bastaba un empate sin goles en casa. Independiente marcó y puso las cosas difíciles a Talleres, pero el general Menéndez se había encargado de que el árbitro supiera hacia dónde pitar. En la segunda parte, inventó un penalti contra Independiente y dio por bueno un gol de Talleres marcado con la mano. Aprovechó las protestas para expulsar a tres futbolistas de Independiente, que afrontó los últimos 15 minutos con ocho y un gol por debajo.

Ni el árbitro pudo evitar que en el minuto 38, con el encuentro enloquecido, Bochini, tras una pared sensacional con Biondi, colara el balón justo por debajo del larguero. Independiente fue campeón por el valor doble de los goles en campo contrario. El gol de El Bocha aún se celebra.

La segunda apoteosis llegó en 1986, durante el Mundial de México. Bochini tuvo muy mala suerte con su selección. Sólo vistó la albiceleste en 11 ocasiones. En 1978, una serie de lesiones y el peculiar carácter de Menotti le dejaron fuera de la convocatoria mundialista. Lo mismo ocurrió en 1982. En 1986, ya con 32 años, Maradona exigió que su ídolo fuera convocado. Y Bilardo dejó que Bochini jugara los últimos cinco minutos contra Bélgica. Cuando El Bocha saltó al césped, El Pelusa le rindió honores. Hay dos versiones de la frase con que le dio la bienvenida. Según una, Maradona dijo: "Dibuje, maestro". Según otra, Maradona dijo: "Pase, maestro; estábamos esperándole". Ése fue el final de la carrera internacional de Bochini, que en 1976 marcó a Peñarol un gol muy parecido al célebre gol que Maradona marcó a Inglaterra.

Falta una tercera apoteosis, más íntima. Bochini se retiró en 1991. El 25 de febrero de 2007, sin embargo, volvió al fútbol oficial. Con 53 años, Bochini se alineó con Barracas Bolívar, de la Quinta División, que luce la misma camiseta roja que Independiente, y jugó toda la primera parte. Las crónicas dicen que hizo un sombrero perfecto al defensa que le marcaba y que trazó varios pases de los suyos. Barracas ganó, por supuesto.

Una de las calles de Avellaneda, junto al estadio, lleva hoy el nombre de Ricardo Enrique Bochini, el tipo de los finales memorables.


7 de abril de 2009

"El Rebelde", La Renga


Soy el que nunca aprendió
desde que nació
cómo debe vivir el humano,
llegué tarde el sistema
ya estaba enchufado
así funcionando.

Siempre que haya reunión
será mi opinión
la que en familia desate algún bardo
no puedo acotar, está siempre mal
la vida que amo.

Caminito al costado del mundo
por ahí he de andar
buscándome un rumbo,
ser socio de esta sociedad
me puede matar.

Y me gusta el rock,
el maldito rock
siempre me lleva el diablo,
no tengo religión
quizá éste no era mi lugar
pero tuve que nacer igual.

No me convence ningún
tipo de política
ni el demócrata,
ni el fascista
porque me tocó ser así
ni siquiera anarquista.

Yo veo todo al revés,
no veo como usted
yo no veo justicia,
sólo miseria y hambre
o será que soy yo
que llevo la contra
como estandarte.

Perdonenme pero así soy,
yo no sé por qué
se que hay otros también
es que alguien debía de serlo,
que prefiera la rebelión
a vivir padeciendo

Reflejo de una sociedad...falsa y desinformada

¡Muerto el rey, viva el rey! Apenas murió el ex presidente Raúl Alfonsín me di cuenta que pasaría lo que pasó: millares de personas que lo insultaron de arriba a bajo cuando “pasaron hambre” con la superinflación de su Gobierno, ahora lo halagaban –también de arriba abajo-, expresaban maravillas de él y aseguraban que ya lo extrañaban (cuando en los últimos años ni siquiera se acordaron de su cara).
Políticamente, con Alfonsín no coincido en nada (como sí con Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia). Aunque seguramente, el hombre nacido en Chascomús fue una buena persona –aunque ni loco pongo las manos en el fuego por los políticos de los últimos 30 años- y hasta ni discuto si fue honesto o “un chorro más”. No obstante, me parece que cuando ocupó el sillón de Rivadavia, no hizo para nada bien las cosas. Al punto que la cobardía fue un estandarte de su Gobierno.
Entre tantas cuestiones, creo que apenas pisó la Casa Rosada, el Radical podría haber revisado los papeles de la deuda externa que dejó la nefasta Dictadura Militar y, seguidamente, tendría que haber hecho un acto heroico que lo hubiera depositado en un lugar privilegiado de la historia: devolverle a sus respectivas empresas la deuda privada que el señor Domingo Cavallo (por entonces presidente del Banco Central) le “cedió” al pueblo argentino, y que luego tanto tiempo nos tuvo con la soga al cuello.
Por otro lado, Alfonsín también logró la agradecida, ejemplar y eterna aplaudida Juicio a la Junta, pero –como siempre en el Gobierno del radical- faltaron cinco para el peso. Ya que luego le procedió la lamentable ley de Obediencia Debida y Punto Final, cosa que “liberó” a todos los militares que torturaron y mataron, pero que no ocupaban un cargo alto. O sea que todos los “milicos” que se observan, por ejemplo, en las películas Garaje Olimpo o La Noche de los Lápices, Alfonsín los dejó vivitos y coleando. ¿Qué no le quedó otra? ¡Por favor! Un presidente que maneja un país después de una de las peores dictaduras latinoamericanas o mundiales, y que tiene a todos los ciudadanos a su favor, me parece que posee la suficiente base y apoyo para imponerse a sus políticas (más cuando tienen un positivo fin).
Además, paso siguiente, continuaron las finalmente erradas medidas económicas que derivaron en la hiperinflación de 1989, que llevó la pobreza de 25 por ciento a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3 en octubre del mismo año.
Y ya fuera del mandato, y como una de las mayores cabezas de la UCR, Alfonsín realizó un acto en el cual no le importó mucho abandonar sus ideales y faltarle el respeto a sus “camaradas” radicales y a todos los seguidores de su Partido. El texto siguiente lo explica: “El desempeño electoral del radicalismo en las elecciones parlamentarias del 3 de octubre de 1993, en donde el partido obtuvo el 30 por ciento del voto popular a nivel nacional, llevó a Alfonsín a comprender que era necesario un enfoque nuevo de todo el proceso y en especial del ya entonces denominado "menemismo", que se veía cada vez más fortalecido, con un apoyo social generalizado y decidido a reformar la Constitución para permitir su reelección en 1995, aún forzando las normas constitucionales vigentes. Alfonsín sostuvo entonces que era necesario dialogar y llegar a un acuerdo con el presidente Carlos Menem. A pesar de la oposición de los principales líderes radicales (Angeloz, de la Rúa, Storani e incluso Losada), Alfonsín volvió a ser elegido presidente del Comité Nacional de la UCR en 1993. Inmediatamente después se reunió en secreto con Menem en la casa de su ex canciller, Dante Caputo, quien se encontraba en Haití, cercana a la residencia presidencial, y terminó llegando a un acuerdo conocido como el Pacto de Olivos. Ese “acuerdo” sirvió para reformar la Constitución Nacional pero estableciendo pautas básicas sobre las condiciones de la reelección de Menem y los contenidos de la reforma constitucional”.


Sí, Alfonsín se volvió peronista o, peor aún, menemista. Por tal motivo me dio mucha risa escuchar de parte de varias personas –obvio, desinformadas- que aclamaban en su velatorio que “el Padre de la Democracia nunca abandonó sus ideas políticas y convicciones” y que “merece el respeto de todos”. O sea, ¿cuándo se muera Menem también merece el total respeto porque fue un presidente demócrata? Me parece que no.
Además, que positivo y constructivo hubiese sido que el país haya hecho tres días de duelo y que hubiesen aparecido de la nada tantos “defensores” de una persona pública, cuando murió el intachable y ejemplar doctor René Favaloro.
Mientras tanto, un capítulo aparte merece la risueña y lamentable imagen del “panqueque” y nefasto Julio Cobos llevando el féretro del Radical y mostrando una cara de dolido total, cuando hace unos meses no le importó dejar a su Partido, líder e ideales, y no dudó en ir al lado de los Kirchner para llegar al ansiado poder. Y, obvio –pero los ilusos parece que no se dan cuenta- aprovechar el privilegiado lugar para hacer su campaña política. Encima, ahora parece que será la bandera de la UCR. Sin palabras.
Pero bueno, todo esto no tiene que llamar la atención porque proviene de un país bananero donde la ciudadanía todavía se guía por el amor a un Partido Político y defiende lo indefendible, sin ideas e información, y, así, seguirá esperando el alba...eternamente.


http://www.youtube.com/watch?v=r-jZWFNtmJ4

4 de abril de 2009

Alfonsín y el respeto que merece


Por Juan Ignacio Apogliessi

Lejos de considerarme un militante de la casi desaparecida Unión Cívica Radical y bastante más lejos de considerarme admirador político del actual Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, transcribo la carta que el propio ex gobernador de Mendoza dirigió a los presentes en el acto de despedida de los restos del ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín.

No adoro a Alfonsín y a su legado. Tampoco lo odio. Pero lo respeto como un mandatario infinitamente democrático que nos hizo recordar a todos los argentinos esa satisfacción de saber que quien nos gobierna es obra y gracia del voto popular. Y en pos del objetivo de recordar a esos que bien o mal han sido elegidos por el pueblo, transcribo la carta de despedida del vicepresidente al líder radical, la cuál resume esa idea de político democrático y decente que caracterizó, a mi entender, toda su trayectoria mas allá de aciertos y desaciertos durante su gestión.

“Querido presidente; presidente de la democracia, estas palabras no son una despedida para usted; está y estará con nosotros a pesar de su ausencia”.“Está y estará con nosotros, porque su vida forma parte de nuestra historia, pero también del presente y del futuro. Su legado en pos de la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia, acompañará futuras generaciones.“Su vida estuvo signada por la vocación y la pasión, y por ende el amor; vocación y pasión por la política, a la que dedicó toda su vida, a costa del renunciamiento a una vida privada en su tranquila Chascomús, porque entendía a la política como la herramienta más valiosa para construir una sociedad más justa e igualitaria”.“Vocación y pasión por el compromiso y la defensa de las convicciones, y la construcción de un espacio político que superara viejas antinomias. Vocación y pasión por la democracia, en la defensa de las instituciones republicanas, en la construcción de consensos, en el respeto a las minorías y aún en aquellas decisiones que entiendo lo llenaron de impotencia, pero fueron necesarias a los intereses de la República”.“Vocación y pasión por la democracia que trasciende fronteras. Al apoyar, como se ha dicho acá, los procesos democráticos de países vecinos. Ex presidentes y presidentes latinoamericanos, ayer y hoy han expresado este reconocimiento”.

“Vocación y pasión por la paz, porque usted no hubiera permitido derramamiento de sangre en las islas Malvinas; porque en su gobierno se superó un conflicto con la república hermana de Chile, que hoy también ha expresado su duelo”.

“Conflicto que se superó como lo resuelve la democracia: sin armas, con diplomacia y en paz”.
“Hoy, casualidad del destino, 2 de abril, se que estaría de acuerdo en hacer un reconocimiento y merecido homenaje a los soldados de Malvinas y también a un hombre como Juan Pablo II, que hoy, casualidad del destino, se cumple un aniversario de su muerte”.

“Vocación y pasión por la integración regional. Así en su gobierno se dio impulso al Mercosur y se fortalecieron los vínculos de la región; vocación por la Justicia, el juicio a las Juntas, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, y la defensa democrática contra los levantamientos insurgentes, me eximen de todo comentario”.
“Vocación y pasión por el país, su gente y la defensa de los derechos humanos, la igualdad y la justicia social. Como dijo muchas veces, la libertad y la igualdad son esenciales en la democracia”.

“Si uno tuviera que nombrar una virtud que caracterizó su vida, si bien fueron muchas, su obra y su lucha, a mi entender diríamos que fue la abnegación, el renunciamiento a intereses personales en pos de lo público, el renunciamiento en pos de consensos, el renunciamiento por ideales que trascienden méritos y honores”.

“Ciudadano Alfonsín, nuestro presidente; querido Raúl; Alfonsín/Alfonsín, como gritan tus jóvenes, te decimos hasta siempre, porque sabemos que nos encontraremos cuando la República lo necesite. Porque esa vocación y esa pasión te hicieron, además del padre de la democracia, maestro de ciudadanos. Descanse en paz”.
Julio César Cleto Cobos