Por Juan Ignacio Apogliessi
“La memoria despierta para herir, a los pueblos dormidos que no la dejan vivir, libre como el viento” . León Gieco
Que importante es tener memoria, aunque pasen treinta y tres, cincuenta o dos mil años. La memoria es la que se encarga de encarrilar esos actos que cada día tenemos que decidir hacer, ya sea por rutina o por decisión propia.
Hablar de una fecha aniversario de la última masacre dictatorial extendida desde el año 76 al 83 es tan válido, para que la mente haga gimnasia y nuestra memoria se ejercite, que debería ser más común que lo que efectivamente es.
Sin embargo, más allá de reconocer la bestialidad del gobierno militar, opto por detenerme en un hecho que considero equivocado: Que los días 24 de Marzo de cada año sean feriados.
¿Feriados? ¿Porque feriados? El 24 de Marzo de 1976 fue una fecha triste y de tensión que devino en un período de destrucción a todo aquello que nos respondía a los ideales asesinos de Videla y compañía. Con la inclusión de cada aniversario como feriado, esa fecha terrible del pasado, hoy es un día de relax, un día de suspensión de actividades laborales, un “mini domingo” en medio de la semana donde todos dormimos más, boludeamos más, nos desperezamos más y nos acordamos menos de los que ocurrió hace algo más de tres décadas.
La noche del 23 de marzo de 1976 fue algo totalmente diferente y no considero que la mejor forma de recordar esa fecha sea a través de esta jornada más ociosa que reflexiva donde los jóvenes se van de joda y el resto se queda haciendo todo lo que haría cualquier sabado.
Debemos recordar bien lo ocurrido, no por mero recuerdo sino por la necesidad de saber que nos pasó y que no nos debe pasar nunca más.
Por mi lado, creo que sería mejor que se suspendan las actividades rutinarias pero no en pos de un día ocioso, sino por la posibilidad de que la sociedad se pueda reunir en escuelas, asociaciones y, porque no, en cualquier lugar público para hablar, opinar, reflexionar y sacar conclusiones de lo que nos ocurrió como país.
Solo un pensamiento para poder tener memoria y ser de una vez por todas, como dice León, libres como el viento.