Por Facundo Bianco
Evo Morales: “Queremos socios, no dueños de nuestros recursos naturales”
Son tiempos difíciles. Parece una frase ajustable a cualquier período de la historia de cualquier lugar del planeta. Pero esta vez, la dificultad del tiempo radica, entre otros millones de problemas que tiene este perverso sistema, en que los recursos naturales se van agotando.
Las grandes potencias no cuentan con yacimientos petrolíferos lo suficientemente importantes como para cubrir la demanda interna. Y los países periféricos con reservas y nuevos descubrimientos de pozos petroleros, como el caso de algunos en Medio Oriente o Latinoamérica, son acosados por los países del primer mundo.
Por el uso de la fuerza (la invasión en Irak es un ejemplo), o por el propio peso del dinero (ejemplos a la vista por millones), las potencias intentan hacerse de todo el petróleo que queda en el mundo. Una ecuación simple, sencilla: Si hay que invadir, invaden. Si el camino es el de la privatización de los recursos a través de Estados tan corruptos como las propias empresas, no hay ningún problema.
En este marco, el gobierno boliviano decidió recuperar participación sobre cuatro petroleras y una empresa de telecomunicaciones. A través de Evo Morales, su presidente, compró acciones para convertirse en el socio mayoritario de las petroleras Andina, Chaco, Transredes y la Compañía Logística Hidrocarburífera Boliviana, antes manejadas por capitales argentinos, peruanos, españoles, ingleses, holandeses y alemanes. También nacionalizó la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), antes administrada por la italiana Euro Telecom Internacional (ETI).
Son tiempos difíciles. Parece una frase ajustable a cualquier período de la historia de cualquier lugar del planeta. Pero esta vez, la dificultad del tiempo radica, entre otros millones de problemas que tiene este perverso sistema, en que los recursos naturales se van agotando.
Las grandes potencias no cuentan con yacimientos petrolíferos lo suficientemente importantes como para cubrir la demanda interna. Y los países periféricos con reservas y nuevos descubrimientos de pozos petroleros, como el caso de algunos en Medio Oriente o Latinoamérica, son acosados por los países del primer mundo.
Por el uso de la fuerza (la invasión en Irak es un ejemplo), o por el propio peso del dinero (ejemplos a la vista por millones), las potencias intentan hacerse de todo el petróleo que queda en el mundo. Una ecuación simple, sencilla: Si hay que invadir, invaden. Si el camino es el de la privatización de los recursos a través de Estados tan corruptos como las propias empresas, no hay ningún problema.
En este marco, el gobierno boliviano decidió recuperar participación sobre cuatro petroleras y una empresa de telecomunicaciones. A través de Evo Morales, su presidente, compró acciones para convertirse en el socio mayoritario de las petroleras Andina, Chaco, Transredes y la Compañía Logística Hidrocarburífera Boliviana, antes manejadas por capitales argentinos, peruanos, españoles, ingleses, holandeses y alemanes. También nacionalizó la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), antes administrada por la italiana Euro Telecom Internacional (ETI).
Miles de bolivianos que celebraron el 1 de mayo el Día del Trabajador en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz, recibieron el anuncio de Evo. “Queremos socios, no dueños de nuestros recursos naturales”, definió con certeza.
No se trató de un arrebato desmedido o de un intento de revolución al estilo bolchevique en 1917. Simplemente, el gobierno boliviano se decidió a hacer respetar sus derechos, a manejar el destino de sus bienes territoriales a su manera. “El país necesita de verdad inversiones. El gobierno boliviano garantizará a las empresas que respetan las normas bolivianas que inviertan como socios y de esta manera seguir explorando y explotando los hidrocarburos”.
Las empresas no se rinden en su intento de ser amos y señores en tierras ajenas, y presentaron batalla a las decisiones de Evo. Tan solo con una de las cuatro petroleras pudo llegar a un acuerdo: Repsol-YPF, de capitales argentinos y españoles. Con el resto, el Gobierno tuvo que avanzar mediante decretos. Actualmente, sus edificios tienen custodia militar para evitar la fuga de documentos.
El caso de ENTEL también fue complejo. Morales explicó: “Si hemos tardado más de dos años en estatizarla no ha sido por flojera, no ha sido por negligencia. Intentamos dialogar, negociar con Euro Telecom, los ministros hicieron esfuerzos, pero lamentablemente no hubo voluntad”. La nacionalización de Entel se debió “al incumplimiento de contratos, malos manejos administrativos y falta de transparencia”.
Una norma del sistema capitalista dice que, inevitablemente, el paso siguiente a poner los intereses nacionales sobre los de las poderosas empresas, es ser señalado como terrorista. En un informe publicado el miércoles por el Departamento de Estado de EE.UU., acusan a Evo Morales, en particular, y al pueblo boliviano, en general: “La inestabilidad política, un marco legal débil y fluctuante, el creciente cultivo de hoja de coca y la apertura de relaciones diplomáticas con Irán muestran a Bolivia con un nuevo potencial como posible lugar de actividades terroristas”.
La familia Bush es accionista de varias empresas que explotan el petróleo en todo el globo, quizás ese sea el motivo del resultado del “estudio”. De todos modos, la postura de EE.UU. fue siempre corporativa, respondiendo no solo por sus intereses como país, si no también por los intereses de sus empresas.
Con un poco más de altura y respeto por los pueblos vecinos, Evo le contestó al tejano y a todo su gobierno: “Le pido al gobierno de EE.UU. que retire sus tropas de Irak, así podemos creerle que lucha contra el terrorismo”. Además dio una definición sumamente clara sobre el sistema imperante y sus dificultades: “Para un sistema salvaje e inhumano como el capitalismo, las luchas sociales por la igualdad son ‘terrorismo’. El capitalismo debe entender que si no hay igualdad nunca habrá paz”.
En una muestra de dignidad, y un ejemplo que todos los pueblos latinoamericanos deberían copiar, Evo Morales retornó a su pueblo el manejo de la explotación del oro negro, un bien que cada vez cotiza más alto. “No importa que me sigan acusando porque este camino de cambio no tiene retorno. Algunos sectores opositores hablan de ‘tumbar al indio’. Podrán tumbar al indio, pero jamás al pueblo boliviano”.
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