21 de julio de 2008

Que nos quedemos sentados


Por Lucia Apogliessi -15 años-


“Que nos quedemos sentados”, eso es al parecer lo que nos piden, mientras el Teatro Colón -inaugurado el 25 de Mayo de 1908 con la majestuosa obra Aída, del compositor italiano Giuseppe Verdi- está siendo supuestamente renovado.

Siendo uno de los monumentos históricos más representativos de la República Argentina junto con el Palacio de Congreso y la Casa Rosada este teatro se mantiene cerrado actualmente con una promesa ya gastada de ser prolongada: “El Colon se mantendrá cerrado durante dos años para recibir los arreglos necesarios y se reabrirá nuevamente en su centenario”; nos dijeron.

El centenario del Colón se cumplió este año, 2008, pero somos argentinos y en estos tiempos estamos acostumbrados a la mediocridad cotidiana: el egoísmo, la corrupción la hipocresía, parecen los nuevos valores instalados en nuestra sociedad.

Está más que claro que no debemos acatar promesas ni pedidos de confianza, debemos exigir que los responsables actúen y en consecuencia ahora nos hacen creer que va estar abierto nuevamente para el 2010. Por otra parte, este es un tema, que al parecer esta siendo tratado con bastante indiferencia por la gente, o más bien con una pasividad resignada.

¿Qué nos sucede? El Colón ha sido siempre un teatro venerado por los públicos de prácticamente todo el mundo y ni hablar por los grandes artistas.

Más allá de su acústica de referencia, es un lugar que carga con una larga tradición musical argentina comenzada en el siglo XVIII, es decir tiene mucho que ver con nuestra cultura y nuestra identificación como nación. Y todo esto por no nombrar la importantísima y prestigiosa infraestructura, al cargo de Francesco Tamburini, Vittorio Meano y Jues Dormal, con un estilo como pocos los hay en el mundo, y si hay algo que tiene esta obra atada es el adjetivo único. Pero esto vas más allá de la fachada y lo que pueda parecerle al mundo y aún más como atraiga al mismo.

Este es un lugar donde una multitud de artístas virtuosos trabajan todos los días para ganarse el pan. Un claro ejemplo de estos es el famosísimo ballet que posee el Colon, o la deslumbrante orquesta. ¿Cómo es la vida de estas personas? Sabiendo lo sacrificadas que son las cinco carreras que otorga el teatro (Danza Clásica, Canto Lírico, dirección escénica, dirección musical de ópera y caracterización) y sabiendo a su vez que estos trabajadores no cuentan ni con un sindicato que defienda sus derechos ni sus salarios. Entonces… ¿qué peor que quitarle el orgullo de ser artista a un artista? Es como sacarle los pies a un bailarín para que pueda bailar o las manos a un músico para que pueda tocar.
Además, ningún teatro cuenta con un escenario tan eficiente como el del Colón y menos aún con tal acústica (y esto en gran parte se debe a la poca importancia que se le da al ámbito artístico en este país) y en consecuencia, los ensayos y las prácticas se tornan muy difíciles.
Para pensar, ¿no?

2 comentarios:

Yamila dijo...

Me encantó la nota.
No imagine que tu hermana estaba tan grande, Juancis!!!

No te conozco personalmente, pero sí por fotos jajaj y aprovecho para decirte que escribis muy bien!

Un dato de color: el Teatro Colón esta revestido en unos marmoles (nose bien el nombre) que son de hace mil años.... y cuesta mucho recuperarlos, ya que los pintaron por arriba, sin conocimiento de su valor histórico.

Saludos

Yami

Esquivando el éxito dijo...

Te felicito Lucía por la hermosa e informativa nota que escribiste. La verdad, no te conocí así. Es un honor que seas invitada a nuestro blog, porque, sencillamente, vos lo prestigias con tus líneas.
Un beso grande y siempre seguí este camino.
Éxitos.

Matías Alba