12 de febrero de 2009

El arte de lo impredecible

Por Facundo Bianco

Hay que entender el Peronismo.

Y si aún haciendo un revisionismo sobre el Peronismo con el propio Juan Domingo Perón en vida, resulta complejo, entonces del análisis que se puede hacer sobre su actualidad surgen aristas de todo tipo.

Hay algo innegable: su capacidad de reciclaje constante. Cuando pareció que la Alianza, con Fernando De La Rua a la cabeza, se llevó puesto todo lo que quedaba de la década Menemista, resurgió el Peronismo para demostrar que sin su venia es muy difícil gobernar. El "qué se vayan todos" se fue diluyendo con el tiempo, y los que en algún momento comenzaban a mirar la obra desde abajo del escenario, hoy vuelven con aspiraciones (más o menos reales).

En su discutible afán de lograr un gobierno pluralista, el Kirchnerismo resguardó una cantidad de dirigentes bajo su ala. Con sólo hacer un breve paneo aparecen Aldo Rico, Alberto y Aníbal Fernández, Daniel Scioli, Enrique Albistur, Gustavo Béliz, y una lista interminable de funcionarios con relaciones cercanas con Menem u otros trites protagonistas de nuestra historia.

Por si hacía falta demostrarlo, el Peronismo ha elegido su camino y dobló a la derecha hace ya varios años. Lejos de "las patas en la fuente" y "siempre junto al pueblo", ha sabido tejer una red que ataja a unos y deja pasar a otros hacia el abismo, según las circunstancias lo demanden.

Duhalde es otro que aparece y desaparece con actoral eficacia, operando desde las sombras o a plena luz del día, según el momento. Sólo se tomó un descanso, y por estos días posa su sonrisa para mostrarse feliz ante la unión de dirigentes que hasta hace tres minutos tenían concepciones lo suficientemente distintas como para abrazarse para la foto. Apadrinados por el hombre más fuerte del Conurbano Bonaerense, Felipe Solá, Francisco De Narváez y Mauricio Macri, conformarán una cuestionada alianza con vistas a las próximas elecciones legislativas. El Peronismo maneja el arte de lo impredecible como nadie, y sorprende a propios y extraños con su implacable método de supervivencia.

Así es el Peronismo. Alianzas que se tejen y se rompen con tanta facilidad como la que tienen los peronistas para sentarse a comer en la mesa que convenga. Basta repasar la historia de cada uno de estos tres políticos, y su padrino, para hacerse muchas preguntas. Lamentablemente, algunas encontraron su respuesta hace tiempo.

¿Las alianzas dejaron de tener como hilo fundamental las coincidencias ideológicas, para tener como único objetivo una mayor proyección de votos?

Hacen y deshacen, muy lejos de la memoria y los principios. Así es el Peronismo, un bazar de compra y venta, donde el que aporta votos recibe a cambio un cuadro de Perón y Evita para colgar en su oficina.

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