7 de abril de 2009

Reflejo de una sociedad...falsa y desinformada

¡Muerto el rey, viva el rey! Apenas murió el ex presidente Raúl Alfonsín me di cuenta que pasaría lo que pasó: millares de personas que lo insultaron de arriba a bajo cuando “pasaron hambre” con la superinflación de su Gobierno, ahora lo halagaban –también de arriba abajo-, expresaban maravillas de él y aseguraban que ya lo extrañaban (cuando en los últimos años ni siquiera se acordaron de su cara).
Políticamente, con Alfonsín no coincido en nada (como sí con Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia). Aunque seguramente, el hombre nacido en Chascomús fue una buena persona –aunque ni loco pongo las manos en el fuego por los políticos de los últimos 30 años- y hasta ni discuto si fue honesto o “un chorro más”. No obstante, me parece que cuando ocupó el sillón de Rivadavia, no hizo para nada bien las cosas. Al punto que la cobardía fue un estandarte de su Gobierno.
Entre tantas cuestiones, creo que apenas pisó la Casa Rosada, el Radical podría haber revisado los papeles de la deuda externa que dejó la nefasta Dictadura Militar y, seguidamente, tendría que haber hecho un acto heroico que lo hubiera depositado en un lugar privilegiado de la historia: devolverle a sus respectivas empresas la deuda privada que el señor Domingo Cavallo (por entonces presidente del Banco Central) le “cedió” al pueblo argentino, y que luego tanto tiempo nos tuvo con la soga al cuello.
Por otro lado, Alfonsín también logró la agradecida, ejemplar y eterna aplaudida Juicio a la Junta, pero –como siempre en el Gobierno del radical- faltaron cinco para el peso. Ya que luego le procedió la lamentable ley de Obediencia Debida y Punto Final, cosa que “liberó” a todos los militares que torturaron y mataron, pero que no ocupaban un cargo alto. O sea que todos los “milicos” que se observan, por ejemplo, en las películas Garaje Olimpo o La Noche de los Lápices, Alfonsín los dejó vivitos y coleando. ¿Qué no le quedó otra? ¡Por favor! Un presidente que maneja un país después de una de las peores dictaduras latinoamericanas o mundiales, y que tiene a todos los ciudadanos a su favor, me parece que posee la suficiente base y apoyo para imponerse a sus políticas (más cuando tienen un positivo fin).
Además, paso siguiente, continuaron las finalmente erradas medidas económicas que derivaron en la hiperinflación de 1989, que llevó la pobreza de 25 por ciento a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3 en octubre del mismo año.
Y ya fuera del mandato, y como una de las mayores cabezas de la UCR, Alfonsín realizó un acto en el cual no le importó mucho abandonar sus ideales y faltarle el respeto a sus “camaradas” radicales y a todos los seguidores de su Partido. El texto siguiente lo explica: “El desempeño electoral del radicalismo en las elecciones parlamentarias del 3 de octubre de 1993, en donde el partido obtuvo el 30 por ciento del voto popular a nivel nacional, llevó a Alfonsín a comprender que era necesario un enfoque nuevo de todo el proceso y en especial del ya entonces denominado "menemismo", que se veía cada vez más fortalecido, con un apoyo social generalizado y decidido a reformar la Constitución para permitir su reelección en 1995, aún forzando las normas constitucionales vigentes. Alfonsín sostuvo entonces que era necesario dialogar y llegar a un acuerdo con el presidente Carlos Menem. A pesar de la oposición de los principales líderes radicales (Angeloz, de la Rúa, Storani e incluso Losada), Alfonsín volvió a ser elegido presidente del Comité Nacional de la UCR en 1993. Inmediatamente después se reunió en secreto con Menem en la casa de su ex canciller, Dante Caputo, quien se encontraba en Haití, cercana a la residencia presidencial, y terminó llegando a un acuerdo conocido como el Pacto de Olivos. Ese “acuerdo” sirvió para reformar la Constitución Nacional pero estableciendo pautas básicas sobre las condiciones de la reelección de Menem y los contenidos de la reforma constitucional”.


Sí, Alfonsín se volvió peronista o, peor aún, menemista. Por tal motivo me dio mucha risa escuchar de parte de varias personas –obvio, desinformadas- que aclamaban en su velatorio que “el Padre de la Democracia nunca abandonó sus ideas políticas y convicciones” y que “merece el respeto de todos”. O sea, ¿cuándo se muera Menem también merece el total respeto porque fue un presidente demócrata? Me parece que no.
Además, que positivo y constructivo hubiese sido que el país haya hecho tres días de duelo y que hubiesen aparecido de la nada tantos “defensores” de una persona pública, cuando murió el intachable y ejemplar doctor René Favaloro.
Mientras tanto, un capítulo aparte merece la risueña y lamentable imagen del “panqueque” y nefasto Julio Cobos llevando el féretro del Radical y mostrando una cara de dolido total, cuando hace unos meses no le importó dejar a su Partido, líder e ideales, y no dudó en ir al lado de los Kirchner para llegar al ansiado poder. Y, obvio –pero los ilusos parece que no se dan cuenta- aprovechar el privilegiado lugar para hacer su campaña política. Encima, ahora parece que será la bandera de la UCR. Sin palabras.
Pero bueno, todo esto no tiene que llamar la atención porque proviene de un país bananero donde la ciudadanía todavía se guía por el amor a un Partido Político y defiende lo indefendible, sin ideas e información, y, así, seguirá esperando el alba...eternamente.


http://www.youtube.com/watch?v=r-jZWFNtmJ4

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena tu nota, buscaste info, números, valores, buena mini investigación. Aunque no coincido en casi nada, me parece muy buena.
Beso amigote

Flor Monllor

Esquivando el éxito dijo...

Muchas gracias compañera.
Es excelente tu comentario, porque a pesar de no coincidir conmigo, te expresas con respeto y valoras mi trabajo.
Ojalá todos sean como vos (lamentablemente, en los días posteriores a la muerte de Alfonsín, no encontré muchos).
Besos y éxitos.